La reforma política (el decálogo de Calderón) presentada el Lunes, tiene muchas cosas demasiado valiosas. Cosas que además habíamos estado clamando; reelección de miembros del congreso y alcaldes, segunda vuelta presidencial, eliminación de algunos diputados y de senadores plurinominales, posibilidad de candidaturas independientes.
Las reformas propuestas contienen el elemento clave en cualquier democracia: Acercan a la política (y los políticos que de ella emanan, aunque algunos se desparraman) al ciudadano. Dichas reformas de Calderón tienen demasiadas virtudes a las cuales podríamos dedicarles sus propias reflexiones. Las reformas devuelven la representatividad de los congresistas y alcaldes. Favorecen la gobernabilidad. Permiten que los ciudadanos puedan hacer política por su propia cuenta.
En mi opinión, sin embargo, la reforma política de Calderón es importante en tanto logra una cosa vital: Deshacer un monopolio.
Una de las falacias más grandes que se pregonan como si fueran verdades absolutas en este país, es hacerle creer a la gente que la causa de todos nuestros males es el “neoliberalismo”. No hay neoliberalismo, ni siquiera liberalismo puro, desde el momento en el que el poder, el dinero y las estructuras del país están controladas por poca gente, evitando la libre competencia. La libre competencia es la base del capitalismo, del liberalismo y del neoliberalismo, y no hay tal. Para que este país pueda ser viable necesita haber competencia en todos los ámbitos.
La reforma de Calderón logra, específicamente, atacar a los monopolios políticos. Promueve la competencia, al permitir las candidaturas independientes y al permitir la reelección. Reelección que no significa más que el representante popular (diputado, alcalde) tenga que ir con la ciudadanía por la ratificación de su cargo. Si el señor en cuestión hizo bien su trabajo, se queda. Si no, se va, porque habrá otras alternativas en el estado, distrito o municipio que le echarán al señor sus fallos, y si los electores deciden que los fallos son mayores que los aciertos pues se tendrá que ir. El señor diputado escuchará a sus ciudadanos y no a la cúpula partidista (del color que sea). Eso es eliminación de monopolios en el sentido más puro de la palabra.
La reforma promueve la competencia al permitir las candidaturas independientes. Si los partidos no quieren o no pueden ponerse de acuerdo existe la alternativa de que haya personas que se puedan postular por su cuenta para los puestos de elección pública. Abre los espacios del poder y los renueva de aire fresco.
¿Que la reforma no atenta contra los otros monopolios? Claro. No creo que sea la idea de esta reforma desbaratar a los otros monopolios. Espero otras reformas que deshagan a los otros monopolios: una reforma laboral (monopolios sindicales), una energética (monopolios paraestatales), una de telecomunicaciones (monopolios televisivos y telefónicos) y una educativa (monopolio sindical, de nuevo).
Así que esta reforma política es solo una de otras que espero para tener un país para los próximos cien años. Literalmente, para mis hijos y para mis nietos.
Esta reforma es la más importante, porque de ella emanan las demás. Si esta reforma pasa, entonces las demás podrían pasar. Tal vez no antes del 2012, pero seguramente después de esa fecha.
¿Pasará esta reforma? Hay un bando pesimista que dice que los políticos no van a atentar contra sí mismos, y que esta reforma les quita tanto poder que jamás la van a pasar. Yo soy optimista. Creo que los políticos atentarían contra sí mismos si no hacen nada. Si dejan que el país se siga degradando de esta manera tan terrible y siguen en discusiones mezquinas y con la mente, las ideas y los corazones tan chiquitos. Espero grandeza. Ojalá la tengan.
¿Qué hacer? Escríbele a tu diputado y a tu senador. Dile que crees que es importante que la iniciativa prospere. Habla al radio, manda correos a la televisión. Participa. No te quedes callado... Y usa bloqueador solar.
1 comment:
Aprovechando que estamos en época de peticiones al Niño Dios y/o a Santa Claus y/o a los Santos Reyes, aquí va la mía: que la reforma política no resulte fallida como la fiscal que solamente ha servido para disminuir el poder adquisitivo de las clases media y baja por el aumento de impuestos; o la energética que nada más incrementó la burocracia en Pemex, la cual hasta el momento no ha aportado nada positivo, pero eso sí, se ha embolsado muy buena billetiza...
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